LA GENERACIÓN DEL 27 y Durante el primer tercio del siglo XX España adopta los movimientos de vanguardia europeos, tanto en literatura como en el arte. Citaremos como más importantes el surrealismo, el expresionismo, el futurismo y el dadaísmo.
Hay dos movimientos que se consideran propios de la poesía en lengua castellana: el creacionismo, de origen hispanoamericano, y el ultraísmo. No sólo hay éstos, ya que existe también un movimiento denominado cubismo literario, con unas características propias que se corresponden con las de la pintura cubista. Uno de los experimentos en poesía cubista fueron los caligramas, que son poemas visuales.
Todos estos movimientos tienen en común la ruptura con la literatura y el arte anterior y surgen con la Primera Guerra Mundial como telón de fondo. De esta forma, todos los artistas expresaban su malestar con la realidad política y social del momento. Rompen entonces con las tendencias artísticas anteriores como el impresionismo, el simbolismo y el modernismo. En todo este contexto literario y artístico nace un grupo de escritores denominados GENERACIÓN DEL 27 que se dejan influir por las vanguardias, pero que a su vez mantienen contacto con la tradición clásica.
Es esta síntesis la que los caracteriza y por ello se fijan en autores como Góngora (a quien dedican un homenaje en Sevilla en 1927 por ser el año del tricentenario de su muerte) y en la tradición poética de los cancioneros y los romanceros. También tienen influencia notable de la poesía pura de Juan Ramón Jiménez. El vanguardismo español enlaza con el internacional en la eliminación de lo narrativo, lo anecdótico, lo didáctico y lo sentimental, algo que Ortega y Gasset llamaría arte deshumanizado. Surgen así mundos caóticos, fantásticos o absurdos en los que se emplea sobre todo la metáfora y la imagen. El género predominante en la vanguardia española es por tanto el lírico.
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